Según el Génesis cuando Dios creó el universo lo
hizo en 6 días y al séptimo descansó, desde entonces:
Nosotros vivimos constantemente con los números,
utilizamos los números para todo, para contar cuando queremos comprar algo,
para medir y saber la distancia que hay de un lugar a otro, la altura que
tenemos, los kilos que pesamos, los años que cumplimos, la hora, los meses, los
días, la superficie de un terreno, el número de nuestra casa, la matrícula del
coche, los llevamos con nosotros en el bolsillo en el número del teléfono,
nuestro DNI, el nº de cuenta bancaria, etc., etc.…
Vivimos constantemente rodeados de números, pero lo
que seguramente muchos no sabrán es que incluso nuestra alma también tiene un
número.
Los números tienen un significado concreto y también
se relacionan entre sí para dar lugar a figuras como las geométricas. Podemos
jugar con ellos, hacer cálculos, los usamos para trabajar…
Cada número tiene una vibración concreta y como
sabemos por la ley de atracción estos se atraen o repelen según su vibración.
Con el nº de vibración de nuestra alma podemos saber
como interactuamos con nuestro entorno y con las personas que hay en él. Así
que incluso antes de nacer los números ya estaban teniendo un efecto en nosotros.
La kabbalah es el estudio de los números, su
significado y la relación existente con todo lo que existe en el Universo.
Entrar en este apasionado mundo de los números era un privilegio para muy
pocos. Pues este conocimiento no se entregaba a cualquiera.
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